martes, 18 de noviembre de 2008

Decide no preocuparte


El temor y la preocupación son intereses que usted paga con anticipación sobre algo que quizá nunca tenga. El temor es un mal cincel para esculpir el futuro. La preocupación es simplemente el triunfo del temor sobre la razón.

Existen estudios psicológicos que dicen que la preocupación es la primera causa de estrés, tensión y ansiedad en personas; incluso también en colectivo.

Evidentemente cada persona tiene sus propias preocupaciones, como: Las finanzas, trabajo en exceso, su matrimonio, los niños o la salud.

Cuando detectamos la presencia de un problema, comenzamos de inmediato su afrontamiento. Si las circunstancias lo permiten, nos ayudamos del lenguaje interno, es decir, el pensamiento, para resolverlo. Comenzamos a planificar nuestra reacción y la preocupación surge dentro de ese proceso mental que tiene como función determinar el curso de acción más conveniente para nosotros.

El antiguo término en inglés para la preocupación es la palabra “estrangular” o “ahogar”. Y eso es lo que hace la preocupación estrangula nuestra vida.
Pero esto no es natural. Usted no nació con preocupación. Usted tiene que aprender a preocuparse. La buena noticia es que como la preocupación se aprende, usted puede aprender y decidir no preocuparse.

Recuerda las tres características de la preocupación: Uno, es inútil. Es un mito que para resolver los problemas necesitemos preocuparnos, como una condición “sine quanon”; dos, la preocupación es irrazonable, hace que algo pequeño de una gran sombra; tercero, no es saludable ni para el cuerpo, ni para las emociones.

Así como decides preocuparte, puedes decidir no preocuparte; enfócate y trabaja en la resolución de tus problemas.

UNA DECISIÓN PUEDE CAMBIAR EL RUMBO DE TU VIDA.

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