domingo, 30 de noviembre de 2008

Decide soñar, decide triunfar. Parte I


La escritura es sin duda la forma de comunicación más elaborada y sofisticada; es resultado de años de estudio, ensayo y error; pero, también es la herramienta de más valor que los seres humanos tenemos para precisar nuestros sueños y hacerlos trascendentes en el tiempo.


Dawson Trotman, fundador de Los Navegantes, solía decir: “Los conceptos se desenredan por sí mismos, cuando pasan a través de los labios y las yemas de los dedos”


Los grandes expertos en liderazgo de nuestra sociedad moderna, coinciden en decir que para triunfar se necesita tener una visión. Incluso la sabiduría de la escritura bíblica también nos indica que: sin visión se genera el desenfreno.


La visión, no es apreciar lo que somos, sino lo que deseamos llegar a ser. Jhon Maxwell dice: “Para un líder, la visión lo es todo. Es absolutamente indispensable. ¿Por qué? porque es la visión la que lo que guía. Es ella la que marca la meta. Enciende y alimenta el fuego dentro de él, y lo lleva hacia adelante. También es el encendedor para otros que siguen a ese líder.”


¿Dónde nace la visión para nuestra vida? Sencillamente la visión es el producto de esas ideas que Dios ha puesto en tu mente y corazón, aquello que está en tu imaginación y que regularmente llamamos sueños. Los sueños son la materia prima de las visiones y las metas.


La diferencia entre un sueño y una visión se percibe en el hecho de que los sueños están en la mente, las visiones, escritas en papel. En Habacuc 2:2 el Señor dice al profeta: “Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido. Pues la visión se realizará en el tiempo señalado…”


Si tienes un sueño, una idea, algo en tu imaginación, decide escribirlo para que así des ese gran paso hacía el alcance de tus sueños.


Y recuerda, UNA DECISIÓN PUEDE CAMBIAR EL RUMBO DE TU VIDA.

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